Escapa
Compra los billetes, se va de allí... no le toca a ella esperarle. Ni despertarle esa mañana, cuando la aurora decida que hoy ninguno de los dos dormirá en la misma cama. Quizás por el camino, transformará las lágrimas en ira, cuando vea que ayer y hoy no fue ella la que ignoró las coordenadas de S.O.S que le llegaron... y que por una vez, actuó bien mientras esperó nada. En el tren pensará, que fue un error querer jugar a hacerse daño con miradas que se fueron desvaneciendo en el camino. Mientras, el último suspiro de su interés llegará conforme arranan los motores del tren, con un impulso por intentar cerrar mentalmente unas puertas, todavía muy pequeñas, donde todo lo utópico, le dirige a creer en una esperanza que anda perdida en algún lugar invisible. Estúpidas similitudes que le hacen encontrarle en cualquier lugar de donde intenta expulsarle, poniendo así en el fuego su objetividad... reprimiendo por un lado las ganas de querer borrar palabras, elimina